7 maggio 2012 - Le aflatossine sono sostanze che provengono da alcune specie fungine —tra loro l'Aspergillus flavus e l'Aspergillus parasiticus— presenti negli alimenti di consumo quotidiano come cereali (mais, riso, sorgo, orzo, ecc), spezie (peperoncino piccante), caseari (latte e formaggio), carne e derivati ​​(uova e pollo), semi oleosi (arachidi, noci, pistacchi, semi di cotone e girasole) e frutta secca.

Le aflatossine si accumulano durante gli anni nel DNA delle persone che consumano questi alimenti e possono provocare lo sviluppo di diversi tipi di cancro (fegato, colon-retto, pancreas e polmone).

È questo il risultato di uno studio condotto da due ricercatori dell'Università Nazionale Autonoma del Messico: Magda Moreno Carvajal (Istituto di Biologia) e Jaime Berumen (Facoltà di Medicina), con la collaborazione di Mariano Guardado Estrada dell'Ospedale Generale del Messico (Hospital General de México).

Utilizzando un meccanismo chimico di ossidazione —ha spiegato Carvajal— le aflatossine si attivano ​​nel fegato e si trasformano in fattori cancerogeni che si accumulano per anni nel DNA. Si ignorano i meccanismi di azione tra queste sostanze e il virus del papilloma umano (HPV), ma si è potuto constatare che esiste un collegamento maggiore con i tipi 16 e 18 dell'HPV nei casi di cancro cervicale, il più comune e mortale tra le donne messicane.

Lo studio, pubblicato su Food Additives and Contaminants, è il primo rapporto a livello globale sulla relazione tra le aflatossine nel DNA, l'HPV e altri tipi ci cancro, e rappresenta una possibile spiegazione della alta incidenza di queste patologie in Messico ed altre parti del mondo.

 

(universidad nacional autónoma de México  / puntodincontro)

 

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7 de mayo de 2012 - Las aflatoxinas son toxinas de los hongos Aspergillus flavus y A. parasiticus, entre otros, y están presentes en alimentos de consumo cotidiano como cereales (maíz, arroz, sorgo y cebada, entre otros), especias (chile), lácteos (leche y quesos), cárnicos y sus derivados (pollo, huevo), oleaginosas (cacahuates, nueces, pistaches, semillas de algodón y de girasol), y frutas secas.

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Por años se acumulan en el ADN de las personas que los consumen y en aquellas susceptibles y con antecedentes familiares, pueden provocar el desarrollo de diferentes tipos de cáncer (hígado, colorrectal, de páncreas y pulmón).

Lo anterior, derivó de un novedoso estudio encabezado por Magda Carvajal Moreno, del Instituto de Biología (IB), y Jaime Berumen, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, que trabaja en el Hospital General de México, donde colaboró Mariano Guardado Estrada, de la entidad hospitalaria.

Mediante un mecanismo químico de oxidación, explicó Carvajal en entrevista, las aflatoxinas se activan en el hígado y se convierten en cancerígenos activos que se acumulan por años en el ADN. Se desconocen los mecanismos de acción que hay entre esas sustancias y el Virus del Papiloma Humano, aunque se comprobó que hay una asociación mayor con el VPH tipo 16 y 18 en casos de cáncer cérvico-uterino, el más frecuente y mortal entre las mujeres mexicanas.

El estudio, publicado en la revista Food Additives and Contaminants, es el primer reporte a nivel mundial que encuentra a las aflatoxinas en el ADN junto con el VPH, una relación que podría contribuir a la alta incidencia de esa enfermedad en el país.

 

(universidad nacional autónoma de México / puntodincontro)