5
de octubre de 2013 -
«Una gran fiesta popular con cantos, bailes
y conciertos, pero también obras de teatro,
exposiciones fotográficas, rutas sensoriales
y kilómetros de puestos de dulces, juguetes
y alegría, para recordar a nuestros seres
queridos que se han ido». La actriz Giusi
Cataldo está muy entusiasmada. Su sueño de
revivir la fiesta de los muertos se volvió
realidad. Durante cuatro días, del 31 de
octubre hasta el 3 de noviembre. Los
Astilleros Culturales de la Zisa, en Palermo
se convertirán en la sede de la «Noche de
azúcar, una fiesta de muertos, títeres y
ralladores». «Hacía mucho que quería que la
ciudad reviviese una de las tradiciones más
antiguas y arraigadas de nuestra historia»,
dice la actriz que —junto con Geraldina
Piazza—, fundó una asociación cultural para
la ocasión. «La Fiesta de los Muertos en
México es patrimonio de la UNESCO»,
recuerdan las organizadoras, «y nosotros,
que siempre la hemos considerado nuestra
recurrencia principal, incluso más
importante que la Navidad, ¿por qué tenemos
que aceptar que sea suplantada por
Halloween?».
Los
Astilleros Culturales de la Zisa, en
Palermo.
Dos mujeres decididas, llenas de entusiasmo,
que en muy poco tiempo organizaron una gran
fiesta con un programa intenso. El primer
día estará dedicado a los niños y a los
títeres, alma de los muertos. Entre cursos
de teatro, maquillaje y vestuario, clases de
dibujo y pintura, habrá también un muy
esperado taller de pastelería. «los más
pequeños aprenderán a construir los
tradicionales huesos de los muertos, así
como el Gran Títere de Azúcar y, para la
ocasión, hemos convocado a los mejores chefs
pasteleros de la ciudad. Queremos participar
en el Libro Guinness de los Récords».
El
segundo día será el turno de los actores y
muchos artistas e intelectuales participarán
para leer e interpretar textos ad hoc,
entre ellos el director Roberto Andò,
la autora Cetta Brancato y los cuentacuentos
Giovanni Lo Monaco, Salvo Piparo y Costanza
Licata. Estarán presentes también los
periodistas Giuseppe Di Piazza y Gianni
Riotta. En el escenario, lecturas para una
noche en la que —entre música popular,
folklórica, rock y jazz— habrá espacio
también para “La fiesta de los muertos en
Irán”, relatada por Jussif Latif Jarallah. E
2 de noviembre, Día de los Muertos, el Gran
Títere de Azúcar, según la tradición, será
despedazado y comido por niños y adultos y
es interesante recordar lo que esto
significa.
«Como todas las celebraciones religiosas
paganas, también la Fiesta de los Muertos
tiene significados ambiguos», dice el
antropólogo Antonino Buttitta, «por un lado,
se trata de una fiesta en la que se invitan
a cenar a las almas de los muertos (las
marionetas), mientras que por el otro son
los mismos muertos los que van a cenar con
los vivos». También es importante su valor
artístico. «Los títeres son los caballeros,
un puente entre el mundo épico y el más
allá».
Marionetas
sicilianas.
Para terminar, un hecho curioso: «El 2 de
noviembre, en Sicilia, es el día de los
ralladores», explican las organizadoras, «la
noche anterior, la tradición indica que hay
que ocultar estos instrumentos, porque se
cree que los muertos vendrán a rascarle los
pies a los que se portaron mal». Y si
«recordar el pasado significa volver a
fundar el futuro», según señala Buttitta
citando un proverbio africano, es importante
que esta fiesta se convierta en una
oportunidad para un gesto de solidaridad.
Giusi Cataldo: «Tradicionalmente el 2 de
noviembre los niños reciben como regalo
dulces y juguetes (armas para los varones y
muñecas para las niñas), pero esta vez nos
gustaría que cada niño trajera un regalo
para otro menos afortunado».
(livia grossi /
corriere.it / puntodincontro.mx
/ adaptación y
traducción al español de
massimo barzizza)
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