28 de julio de 2014 - La Piedra del Sol es
una plataforma circular de basalto con
inscripciones alusivas a la cosmogonía
mexica y a los cultos solares. Es también
conocida con el nombre de “Calendario
Azteca”.
La roca original del monolito data
probablemente del siglo III dC, a raíz de
una expulsión de lava durante la única
erupción del volcán Xitle en la zona sur del
Valle de México.
Fue tallada durante el apogeo de la
civilización, hacia finales del siglo XV, y
sus imágenes reflejan la concepción
cosmológica y teológica de este pueblo.
Fue labrada durante la época de esplendor de
los mexicas, alrededor de 1512 y las
imágenes en su superficie se refieren a la
cosmovisión de ese pueblo.
Con un peso de 24.5 toneladas,un
diámetro de 3.6 metros y 122 centímetros de
grosor, la piedra fue llevada por
órdenes del tlatoani
Axayácatl al centro ceremonial de la Gran
Tenochtitlán utilizando —según la crónica
escrita en el siglo XVI por Hernando
Alvarado Tezozómoc— cuerdas gruesas,
plataformas y barcazas para deslizarla tanto
en tierra como en el agua.
El monolito fue desmontado y abandonado
durante más de 200 años tras la caída de
Tenochtitlán. Fue redescubierto el 17 de diciembre de 1790
y recargado en la pared norte de la
Catedral Metropolitana hasta que fue llevado, en
1885, a la Sala de Monolitos del Museo
Nacional, en la calle Moneda.
La Plaza Mayor
de la Ciudad de México (hoy Plaza de la
Constitución) en una pintura de Pedro Guridi
realizada hacia 1850. Adosada al costado de
la Catedral se aprecia la Piedra del Sol,
que estuvo ahí desde 1790, fecha en que fue
descubierta.
El 25 de junio de 1964, se inició el
traslado de la Piedra del Sol, al nuevo
Museo Nacional de Antropología e Historia.
Para ello se creó una plataforma especial
con 16 neumáticos remolcada por un camión
con 290 caballos de potencia. El monolito se
colocó sobre una estructura de acero y
concreto de seis metros de largo, 1.20
metros de ancho y 1.20 metros de
profundidad. Los preparativos estuvieron a
cargo del ingeniero Asunción Escobar
Estrada, y de un equipo de 21 personas.
La operación para colocar el monolito en la
plataforma, que tuvo inicio a las 10 de la
mañana, requirió de seis juegos de cadenas y engranes de 10
toneladas cada uno.
Cuando la Piedra del Sol inició su nuevo
éxodo hubo mariachis que llegaron para tocar
“Las Golondrinas” a la piedra cósmica que
dejaba la Calle de Moneda para dirigirse
hacia el poniente de la capital del país.
En el centro del monolito se
encuentra el rostro de Tonatiuh, dios del
Sol. Las garras de sus manos
apresan un corazón humano y su lengua, en
forma de un cuchillo de piedra,
expresa la necesidad de sacrificios para
garantizar la continuidad del movimiento solar.
Rodean la deidad central las
representaciones de las cuatro eras de
creación y destrucción que — según la
mitología nahua— antecedieron el periodo del Quinto Sol.
La siguiente corona contiene los
pictogramas de los veinte intervalos
bautizados del calendario sagrado azteca
que, con una duración de trece días cada
uno, formaban un año de doscientos
sesenta días.
La segunda corona contiene varias secciones
cuadradas, que es posible que describan las
semanas de cinco días.
En el extremo inferior de la piedra, se
abren las fauces de dos Xiuhcóatl
(serpientes de fuego), que la rodean y
enmarcan. Sus cuerpos están divididos en
secciones que corresponden a los cincuenta y
dos años del siglo mexica que indicaban la
correspondencia de los principios del año
civil con el sagrado, de 365 y 260 días, respectivamente. Toda vez que concluía un
ciclo de 52 años se celebraba la ceremonia
del Fuego Nuevo.
En la parte superior del monolito, un
cuadrado tallado entre las colas de las
serpientes representa la fecha Matlactli
Omey-Ácatl (13-caña). Corresponde,
probablemente, a 1479, año en el que se
celebró el Fuego Nuevo durante el reinado de Axayácatl y
en que este
calendario fue labrado.
(arturo páramo / excelsior / puntodincontro.mx
/ adaptación y traducción
al italiano de
massimo barzizza)
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